
Dicen que la basura de uno es el tesoro de otro. Nadie le dio un sentido tan profundo a esta frase como el arquitecto postmodernista español Ricardo Bofill cuando encontró una fábrica de cemento abandonada desde 1973 y decidió transformarla en un increíble hogar y lugar de trabajo.
Su impresionante capacidad de ver el potencial en este edificio, sumado a su creatividad desbordante convirtió la antigua fábrica en algo mucho más hermoso.
Luego de varios años logró llenar el exterior de la fábrica de vegetación y transformar los interiores.













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