
El sujeto y lo inconsciente. ¿Cómo estamos constituidos?
El psicoanálisis de Freud plantea fundamentalmente que la represión no es cancelar, quitar o aniquilar, una representación representante de la pulsión, sino que ésta se quede alojada o devenga consciente. Es decir, hasta nuestro tiempo se tiene un concepto inadecuado de lo inconsciente visto cómo lado negativo de la consciencia. O por ejemplo, algunos autores se refieren a la subconsciencia como un aspecto subordinario al trabajo de la consciencia. Esto es que los actos realizados a base de la inconsciencia son los actos irresponsables, lo más profundo de las pasiones humanas.
Si exploramos el concepto de inconsciente, ni la psiquiatría, ni la filosofía dieron un concepto como lo dio Freud. El inconsciente freudiano no es una teoría de la no consciencia. Es imposible pensar el inconsciente sin el proceso de la represión. Esto quiere decir que no todo sea inconsciente y que por ello sea consciente, de hecho, tendría o tuvo que haberse topado con la represión y así no poder acceder a la consciencia. Helí Morales menciona "El inconsciente es un sistema de legalidades, un sistema configurado por leyes que a su vez rigen las transformaciones de las representaciones".
Freud publicó también una serie de textos que incluye los chistes, los lapsus, los actos fallidos, etc., en el que supuestamente el inconsciente se manifiesta; éstas proporcionan las modalidades del inconsciente en la vida normal de los seres humanos. El inconsciente no se hará ver a simple vista, ya mencionado tiene que existir la representación representante de éste. Freud en su texto "Lo inconsciente" (1915), propone que existen diversos puntos centrales; uno es que postula el mecanismo de represión como lo primordial y que son de orden inconsciente; el segundo, que no tenemos cierto conocimiento directo con lo que existe en el inconsciente, sino mediante una versión deformada en la consciencia; y por último, que a través de la técnica del psicoanálisis se puede tener acceso al contenido consciente, pero de una forma cambiada. Es importante recalcar que la represión es la clave que da comienzo al psiquismo humano.
De manera posterior, Freud postuló en el libro El yo y el ello (1923) que el inconsciente traspasa a otro lugar diferente en la estructura de la vida mental. Todo esto gracias a las nuevas instancias psíquicas, el Yo, Ello y Súper Yo, y su lugar de residencia pasa a ser el Ello, pero siempre tendrá contacto con el Yo y Súper Yo. Se debe reconocer que mediante todas estas postulaciones Freud confecciona el término inconsciente en conceptos psicoanalíticos, y el término que se tenía antes sólo en el mundo médico y jurídico era para los de conducta irracional; hay que resaltar que esta definición es básica para la psique del ser humano.

Freud descubrió el inconsciente como un sistema constitutivo de la psique; como esa zona, desordenada y difícil de interpretar; o como ese juego que resulta inaccesible al conocimiento directo. Pero hoy, ¿qué pasa?, ¿cómo concebimos lo inconsciente?: se juega más allá y lo inconsciente sale a manifestarse casi por completo. Lacan, en el seminario XI, menciona: "El inconsciente es la suma de los efectos de la palabra en un sujeto; es a ese nivel que el sujeto se constituye como efecto del significante". El analista escucha una narración, una sucesión de significante pero no de significado, por lo tanto, lo constitutivo del sujeto será el orden simbólico; este inconsciente se revela como lo que oscila en un corte del sujeto, sale a relucir por un instante y en otro tiempo se cierra; esto será la evanescencia del inconsciente, es algo que pulsa y encuentra falla o fisura.
Lo inconsciente tiene que ver en la manifestación de lo íntimo, pero sabemos que lo íntimo también se muestra al exterior. Las redes sociales han contribuido a mostrarnos que lo íntimo se hace público. En este sentido se piensa en lo inconsciente como lo plantea Lacan con el término de extimidad, pues introduce el vocablo "extimidad" —en francés extimité; en ingles extimacy—, en el que emplea el prefijo "ex" a la palabra "intimité" —intimidad—. En su seminario La ética del psicoanálisis (1958) lo explica como aquello íntimo que se muestra al exterior. Pareciera una paradoja cómo diversos analistas lo describen, el término extimidad se construye sobre intimidad. Cabe aclarar que no es lo contrario si no que parte de la intimidad, es decir, algo incluso más íntimo que la propia intimidad. Explicar esto era importante antes de recordar el concepto de inconsciente en Freud, ya que es importante hablar de extimidad de lo inconsciente.
En su obra Extimidad Jacques-Alain Miller menciona: "hay que hacerlo significar y dejar allí una estructura que demuestre la posibilidad de construirlo, pensarlo, como lo más próximo, lo más interior a la vez que exterior —Miller, J. A. Extimidad. Los cursos psicoanalíticos de J. A. Miller. El objeto en el Otro. Paidós 2010, p.13—". Lacan nos da otro ejemplo de lo inconsciente con la utilización de la banda de Moebius, en que lo interior al mismo tiempo se convierte en lo externo o lo exterior.

Intimidad y extimidad en redes sociales
La sociedad siempre cambia y los ideales que tuvimos ya no están e incluso las creencias se han ido; los ideales ha sido reemplazados por objetos de goce que separan, mientras que el ideal colectivizaba. Queremos estar con los mismos según el tipo de goce que tengamos. Con la globalización, se pondera el individualismo. Se entiende que el ser humano siempre ha estado entre relaciones, pero las nuevas maneras en cómo lo hace han cambiado o deformado; desconocen fronteras y esto tiene su lado positivo, pues nos conecta con aquellos que no están a la vuelta de las esquina; sin embargo, también nos separa, entonces surge la pregunta: ¿nos vinculamos o nos aislamos?
Hoy se suben fotos, "estados", o mensajes con lo que puedes darte cuenta de la vida personal de los contactos que tienes en tus redes sociales, quienes tienen una especia de necesidad de publicar lo que les sucede día con día. Dentro de esta representación inconsciente —selfies, fotos, me gustas, etc.— se juega a que el sujeto es lo que menos esperaba, se vive una aparente transparencia de cada uno y del otro. "Creemos saber lo que escondemos en la intimidad, pero en realidad ignoramos qué deseo anida en ella". Se vive una degradación del lazo social en cuanto al individualismo que es favorecido por las redes sociales, Freud, en El malestar en la cultura de 1930, define la civilización como aquello incapaz de limitar e inhibir. Se vive en una sociedad de muchos objetos satisfactorios dentro de un mundo insatisfactorio. Con tanto objeto se manifiesta una falta de deseo. Es por eso que los tiempos actuales son de depresión y esto hiere, pues se vive en una sociedad en la que realmente ya no se vive en la sociedad, sino dentro de un smartphone, de actualizaciones, de aplicaciones, casi dentro de un código binario, pero en el que sólo hay ceros. Soy joven, pero miro a mi alrededor y veo que personas de mi edad o menores —y lo más sorprendente mayores— se frustran si no tienen un "me gusta" en Facebook o un "corazón" en Instagram.
Hoy, las personas además de que divulgan cierto nivel de intimidad con palabras también lo hacen con fotografías, videos y transmisiones en vivo de acontecimientos diarios. Las aplicaciones más famosas son Snapchat, Messenger, Twitter y WhatsApp, que te permiten subir contenido para que tus contactos las vean. En esto reside el narcisismo del sujeto, que ya no se siente aceptado por sí, sino que necesita la aceptación de los otros, requiere la mirada ajena para confirmar su mirada y, en efecto, esa será la pulsión de su vida. Freud define el narcisismo como una perversión y se refería a aquella "conducta por la cual un individuo da a su cuerpo un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena" (Freud: 1914, 71).
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