

De hecho el propio autor se manifestó en más de una ocasión a favor de hacer algunos cambios en la lengua para simplificar la ortografía de modo que esta no fuera uno de los terrores de los hombres y de las mujeres desde que nacen hasta que mueren.
No obstante se lo tomaba con humor, y en su biografía “Vivir para contarlo” nos dejó una genial anécdota de un amigo suyo que está directamente relacionada con esto que te estamos contando y que es verdaderamente simpática.

Dice así:
Andrés Bello, un filólogo muy importante, se carteaba con un amigo que tenía unas faltas de ortografía desesperantes. Un día, después de pasar juntos la tarde, el amigo se despidió de él diciéndole: “Esta semana le escribiré sin falta”. Bello respondió: “¡No se tome ese trabajo! Escríbame como siempre”.
*“Vivir para contarla”
ResponderEliminar