

Creo que es un fenómeno totalmente extrapolable a los seres humanos. Muchas veces nos encontramos en situaciones desagradables que deberían ser intolerables pero que se toleran, sencillamente, porque nos hemos ido acostumbrando a ellas. Como aquella frase de Richard Sennet: “La rutina puede degradar, pero también puede proteger“. La rutina de la vida, de las sensaciones, puede hacer reaccionar al individuo y motivarle a actuar para cambiarla, pero las más de las veces sirve de escudo y excusa para no hacer nada y permanecer igual.
En las relaciones sociales, especialmente las de pareja, también tiene sentido esta lógica. Ocurre, por ejemplo, cuando dos amantes que han caído en la rutina se cierran en ella para no ver más allá y no tener oportunidad de percibir “el peligro”, es decir, el riesgo de conocer otros ambientes, contextos y personas.
Impresionante.... es asi ....y duele pero no tenenos la fuerza de ni la capacidad de salir de esto...
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