
Muchas veces, alejarse es también un acto de amor, la mejor manera de demostrar que amas a ese
alguien, por que nuestra presencia solo empeora la situación. En algunas
ocasiones, tomar distancia es un gran regalo, un regalo para los demás y un
regalo para nosotros mismos.
¿Cuantas veces nos hemos quedado sentados esperando por
ciertas personas a que crezcan por si mismas?, quienes al parecer han pensado
que estaríamos siempre con ellos y eso no es verdad. Es por eso que llega el
momento de alejarse, de permitir ese espacio entre los dos, para sanar, para
crecer, para creer.
No sabes cuánto le vas (y te vas) a hacer crecer si te
alejas, (las almas gemelas no siempre se reconocen a la primera.)
Alejarse de una persona por “amor” permite que cada uno
libre sus propias batallas. La soledad y el silencio, son precisos para
encontrarse a sí mismo y quizás recuperarse y tenerse de vuelta una vez más.
Tal vez pienses: ¿cómo puedo ayudar si no estoy cerca? Y la
respuesta es: ¡estando lejos!, muchas veces la lejanía es necesaria para
sobrevivir, para sobrellevar las cosas y hasta para recuperar el camino.
A veces alejarnos de esa persona no es lo más fácil y quizás
de primera instancia la otra persona reaccione de un modo hostil, pero denota
una gran muestra de interés y cariño de nuestra parte.

Alejarse es también un acto de amor: “Me alejo porque me
importas, porque deseo que te recuperes, que descubras que eres capaz de
encontrar tu camino tú solo, para que descubras tu autosuficiencia.”
Alejarse es también un acto de amor: “No lo olvides, me
alejo porque te aprecio, por el cariño que te tengo y que deseo que tu también
te tengas, para que analices tus errores para que te conozcas y te reconozcas,
para que seas capaz de ver tus cualidades, de alabar tus logros y de saberte
especial por ti y para ti.”
Alejarse es también un acto de amor: “Me alejo porque me
importas y deseo verte bien, deseo verte feliz y pleno, sonriente y orgulloso
de ti, tanto como yo lo estoy de ti.”
Alejarse es también un acto de amor: “Ten siempre presente
que cuando sientas que valoras lo que tienes y que al fin te has reencontrado y
que esta lejanía ha sido suficiente… puedes buscarme y podré entonces
acompañarte de nuevo en tu camino…”
Si no aprendemos a soltar, si no dejamos ir, si el apego
puede más que nosotros y nos quedamos ahí atados, unidos a esos sueños sin
futuro, a esas fantasías, a esas ilusiones, el dolor crecerá sin parar y día a
día nuestra tristeza y agotamiento serán nuestros compañeros de ruta, de una
ruta hacia la depresión.
Por eso, ¡nunca deje de creer en ti! , aprende a soltar, a
dejar atrás una parte de tu historia y empieza a abrirte a nuevas
posibilidades, a lo desconocido…
Es muy cierto que a veces es mejor alejarse
ResponderEliminar