
El cerebro humano tiene un
sistema natural de jardinería y limpieza que es vital para que podamos seguir
aprendiendo.
en los últimos años de
investigación, neurocientíficos han empezado a entender que la complejidad con
la que trabaja el cerebro para aprender nuevas cosas depende también de un proceso de eliminación de conexiones
poco útiles. la metáfora que han empleado es la de una forma de jardinería neural,
donde existen ciertas células que hacen un trabajo de cortar, por así decirlo,
las hierbas malas, parásitos o excrecencias inservibles. este sistema de
depuración que mayormente ocurre cuando se duerme o se descansa profundamente
–como puede ser durante la meditación– ha sido comparado con un botón de delete
o borrar que el cerebro emplea para crear espacio como si fuera una computadora
que necesita memoria.
se suele decir que las
neuronas que se encienden juntas se conectan entre sí, esto explica cómo se
refuerzan y robustecen los circuitos de aprendizaje en el cerebro y, en
términos más coloquiales, por qué “la práctica hace al maestro”. sin embargo,
para verdaderamente catalizar la capacidad de aprendizaje es necesario también
desaprender y eso significa de alguna manera desconectar ciertos circuitos,
como si tuviéramos que desenredar cables para que fluya la energía o, para
seguir con la metáfora del jardín, quitar enredaderas que plagan a las plantas.
las células que se encargan de esta actividad son llamas “microgliales” y se ha
descubierto que trabajan destruyendo las conexiones sinápticas que no se usan
mucho y que son marcadas con una proteína (c1q)..

Esta actividad de depuración
de conexiones sinápticas que obstruyen el aprendizaje ocurre al dormir, donde
se ha observado que las células del cerebro llegan a encogerse hasta el 60%
para que entren en acción las células gliales, que realizan este proceso de
“podar el césped” o “desbrozar” para que tengamos espacio para pensamientos más
frescos y luminosos y conectemos la información que es útil en ese momento.
Aunque esta limpieza ocurre
de manera mayormente automática en el sueño, podemos influir en este proceso de
borrar material inútil de varias formas. una de ellas es evidentemente
durmiendo bien, tomando siestas o meditando (llegando a estados de profunda
relajación). pero otra forma quizás más interesante es influyendo en qué
conexiones son las que se ven etiquetadas en nuestro cerebro para que pase el
jardinero y las corte. como dice juddah pollack en fast company:
“Si estás peleándote con
alguien en el trabajo y le dedicas mucho tiempo a pensar en eso incluso cuando
no estás con esa persona, y en cambio no piensas en ese otro gran proyecto, te
convertirás en un superestrella sináptico de generar planes de venganza, pero
en un pobre innovador. para tomar ventaja del sistema de jardinería natural del
cerebro, simplemente piensa en las cosas que son importantes para ti”.

Lo que recuerda la frase de
borges: “la única venganza es el olvido”. dejar de pensar en algo
consistentemente es el equivalente de utilizar el botón de borrar. así que
reflexionemos en cómo cada pensamiento va moldeando nuestro cerebro y su
capacidad de aprendizaje, de encontrar el espacio y el balance adecuado, como
si estuviéramos criando un precioso bonzai.
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