
La polémica se desató el pasado marzo con la publicación de
un manual escolar para alumnos de tercer año de primaria que por primera vez
optaba por un tipo de escritura “no sexista”.
En Francia tienen un problema. Problema que, por cierto,
nosotros los hispano parlantes también tenemos: el lenguaje inclusivo. Los
colectivos feministas y cada vez más personas dentro del colectivo LGTB+ abogan
contra el uso de la gramática que acusan de ser machista.
El primer ministro francés, Edouard Philippe, ordenó la
prohibición esta semana del llamado “lenguaje inclusivo” en los textos
oficiales, contra el que ya se había alzado la Academia de la Lengua.
En la circular, el jefe del Ejecutivo invita a rechazar ese
tipo de escritura, que incorpora un sufijo femenino en un sustantivo masculino,
en favor de una mejor comprensión del contenido.
En el comunicado, respaldado por la Academia de la Lengua
que ya se había alzado contra esta modalidad, el Ejecutivo invita a rechazar
ese tipo de escritura que incorpora un sufijo femenino en un sustantivo
masculino, en favor de una mejor comprensión del contenido.
“Más allá del respeto del formalismo propio de las actas de
naturaleza jurídica, las administraciones dependientes del Estado deben
adecuarse a las reglas gramaticales y sintácticas, principalmente por razones
de inteligibilidad y de claridad”, apunta el texto.

Pero mantiene, como única excepción, la publicación de
convocatorias públicas de empleo, donde sí se incluirá el masculino y el
femenino para evitar caer en una preferencia de género.
El lenguaje inclusivo había sido defendido en Francia en
algunos círculos feministas, para quienes el lenguaje no es neutro e implica
una “invisibilización” de las mujeres.
La publicación de un manual escolar el pasado marzo en el
que por primera vez se optaba por ese ridículo tipo de escritura, que que sin
embargo consideran “no sexista”, puso de nuevo en el foco mediático las
reivindicaciones de esos grupos.
La Academia francesa de la Lengua, no obstante, se posicionó
claramente en contra en un comunicado difundido a finales de octubre. Sus 40
miembros, los llamados inmortales, alertaron de que “ante esta aberración
‘inclusiva’, la lengua francesa se encuentra ahora en peligro mortal y nuestra
nación es, desde hoy, responsable ante las generaciones futuras”.
“Si ya es difícil aprender una lengua, ¿qué sucederá si en
su uso se añaden los sufijos alterados?”, denunció esa institución, fundada en
1635 por el cardenal Richelieu para velar por el mantenimiento de la lengua
francesa.
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