
La educación inclusiva: una apuesta segura
Las personas calladas suelen pasar desapercibidas. Rara
vez se tiene en cuenta lo que hay tras esa apariencia serena, cauta y
silenciosa. Son personas observadoras, exploradoras de los sentidos que
conectan de forma más intensa con la realidad, con los pequeños detalles y con
esos mundos sensibles que esconden universos variados y apasionantes.
Cada uno de nosotros procesamos la información de forma
distinta, eso es algo que ya sabemos. Sin embargo, en ocasiones, se nos escapa
que esas diferencias van ligadas sobre todo a nuestro estilo de personalidad.
Según Marti Olsen Laney, autora del libro “The Introvert Advantage“, las
personas calladas, las que responden a un perfil introvertido, lo hacen de un
modo más pausado, más meticuloso y profundo.
“El silencio es el gran elemento en el que se forman las
grandes cosas”
Esto es así por una razón muy concreta, a la vez que
fascinante. Todo estímulo en el cerebro de la persona introvertida, hace un
complejo recorrido vinculado a la memoria emocional, al análisis y la
planificación. Por su parte, las personas más extrovertidas tienen un umbral de
sensibilidad un poco menor a los estímulos y son muchos más rápidos a la hora
de emitir una respuesta o iniciar una conducta.
No se trata ni mucho menos de ensalzar un estilo de
personalidad por encima de otro. De hecho, la mayoría de nosotros podemos tener
rasgos de ambas dimensiones, aunque nos encontremos más cerca de una de ellas.
Lo que queremos exponer con esto es que a día de hoy, ese silencio en la
persona introvertida sigue siendo mal entendido e incluso descuidado en los
centros educativos. Te hablamos de ello.
Personas calladas, aves extrañas en un mundo de
extrovertidos
Cada día, maestros y profesores ven en sus aulas a esos
alumnos que, sentados en las últimas filas, se pasan toda la clase en silencio,
absortos en un punto de la clase o garabateando secretamente en sus cuadernos.
No les agrada responder en voz alta las preguntas ni interactuar en las
lecciones. No funcionan de ese modo. Sin embargo, los centros educativos, e
incluso las universidades, siguen valorando al alumno que participa, que
diserta, que levanta la mano y contagia entusiasmo e interés con su actitud.
Ese estereotipo que vincula extroversión con éxito o
eficacia, sigue muy arraigado en nuestras mentalidades y en nuestra sociedad.
Los especialistas en psicología social, por ejemplo, nos indican que en estas
últimas décadas el perfil de la persona extrovertida, carismática pero a la vez
egocéntrica y poco sensible a las necesidades ajenas, sigue encumbrando con
mucha más fuerza nuestros entornos laborales y nuestras élites políticas.
Es como si el ideario colectivo valorara esos rasgos
comportamentales y de personalidad como eficaces sin llegar a ver realmente el
desempeño productivo, o la capacidad de crear un clima de armonía entre los
grupos de trabajo. Sin embargo, y aquí llega lo más contradictorio, las
actuales investigaciones sobre liderazgo nos revelan que las personas
introvertidas, calladas, reflexivas y pacientes, propiciarían un rendimiento
mucho más elevado y un entorno humano más satisfecho.
Por otro lado, la profesora e investigadora Francesca
Gino, de la Universidad de Harvard, realizó un trabajo donde demostró que los
líderes con un perfil de personalidad introvertido no abundan demasiado en
nuestra actualidad. Son aves extrañas en un mundo donde sigue triunfando la extroversión.
Sin embargo, en aquellos entornos laborales donde el departamento de dirección
cuenta con líder de estilo pausado, reflexivo a la vez que sensible, actúa como
gran facilitador a la hora de potenciar las aptitudes de sus trabajadores.
Los empleados son mucho más proactivos, más creativos y
se sienten más felices, porque ese líder introvertido les aporta confianza y
nuevas oportunidades.
La “estupidez
funcional”: la gran demandada en muchas empresas La “estupidez funcional”: la gran demandada en
muchas empresas.
Por mucho que nos cueste decirlo en voz alta, es una
evidencia: a día de hoy la estupidez funcional sigue siendo el principal motor
en muchas organizaciones.
Las personas calladas no son necesariamente tímidas. Son
pausadas, tienen otro ritmo, otros tiempos y otras necesidades. Para ellas, el
mundo, va a veces demasiado rápido y no alcanzan a poder analizar tal y como
desean cada aspecto, cada detalle. Porque cada matiz de su realidad debe pasar
primero por el filtro de las emociones, y tal delicadeza, tal meticulosidad
lleva su tarea, su lenguaje, su artesanía.
Hay quien encuentra el silencio como algo incómodo e
insoportable… Tal vez sea porque tienen demasiado ruido en su interior
Las personas calladas no se sienten cómodas siendo el
centro de atención. No son el satélite de nadie y prefieren orbitar en espacios
privados, a veces hasta solitarios. Este estilo comportamental puede suscitar
cierta extrañeza ante las miradas ajenas, de ahí, que muchas veces las personas
más silenciosas sean etiquetadas de tímidas, apocadas, reservadas o faltas de
interés. Sin embargo, es importante saber que este estilo de personalidad
esconde sus tesoros y sus bellezas en las profundidades y es ahí donde se halla
su incomensurable belleza.
Veamos ahora con detalle cuáles son sus características.
personas calladas
Antes que nada es importante resaltar aquí la abundante
bibliografía que contamos al respecto de este tema. Libros como “El líder
introvertido: aprovecha tu talento silencioso” de Jennifer B. Kahnweiler, son
interesantes ejemplos con los que ampliar nuestro conocimiento sobre este
perfil de personalidad.

No obstante, y a grandes trazos, estas serían algunas
características básicas sobre la mente de las personas más reservadas, más
silenciosas:
Piensan antes de hablar. Son considerados a la hora de
comunicar, saben escuchar, reflexionan y más tarde responden.
No les agrada la superficialidad. Su foco de interés
navega en las profundidades de la realidad, son imaginativos, les gusta
relacionar ideas, conceptos, son soñadores y suelen hablar con ellos mismos
todo el tiempo.
Las personas calladas suelen caracterizarse por una buena
autoconfianza. No se dejan llevar tampoco por opiniones ajenas, tienen unos
valores sólidos y unas ideas claras.
Prefieren escribir a comunicar. Se sienten más cómodos
con la palabra escrita.
Por último, tal y como hemos señalado con anteriormente,
la soledad es un refugio común en la persona introvertida. Sin embargo, cabe
señalar que no la buscan como mecanismo de huida, sino como espacio para
recuperar la energía y la claridad cuando el mundo les satura con sus
estímulos, sus voces, sus prisas y sus rumores.
Porque al fin y al cabo, las personas calladas son
cómplices de esa sabiduría que nace de la reflexión, la imaginación y ante
todo, del tranquilo silencio.
Muy sustancioso
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