
La obra del filósofo alemán no sólo es teórica, pues en
vida amó la poesía y creó bellos versos.
¿Qué se puede decir de Nietzsche sin ser redundante o
tocar un lugar común? Quizá conozcas la obra del filósofo alemán de pies a
cabeza y vivas con valor como un übermensch, sin embargo, aún hay grandes
enseñas escritas en pequeños textos que muchas veces pasan desapercibidas.
¿Cuáles son?
Existe una leyenda sobre las tres transformaciones del
hombre, que cuenta que pasamos de un camello a un león y terminamos en la mejor
forma: la de un niño. Cada cuerpo representa una etapa de nuestra vida, que
tenemos que dejar atrás para seguir evolucionando. En primer lugar, como
escribió Nietzsche, existen muchas cosas pesadas para el espíritu que, casi
como una atracción de imán, necesita el hombre. «¿Qué es pesado?», así pregunta
el espíritu de carga y se arrodilla igual que un camello para que lo carguen
bien. Haciendo una comparación en nuestra vida común, lo más pesado son todos los
problemas y angustias que la cotidianidad crea en nuestras vidas. Nosotros, al
querer parecernos al camello, nos arrodillamos para que echen más peso a
nuestros hombros y así sentirnos más útiles, más fuertes y probar nuestro
alcance.
Es obvio que éste no es el camino del ser humano. No se
puede ni se debe dejar que nos sepulte una tonelada de malestares. No hay
necesidad de sacrificarnos. Por eso se propone la segunda transformación: la
del león. Aquí el espíritu, cansado de ser animal de carga, quiere conquistar
su libertad como se atrapa a una presa. Enfrentándose, incluso, a las más
temibles bestias del mundo. Si antes el camello era dominado por la frase «tú
debes», el feroz león ruge con un «yo quiero».
Con esta forma bestial nos liberamos de todo peso y
vencemos al más temido dictador. Pero, ¿de qué sirve nuestra victoria si
terminamos con el cuerpo desgastado de tan intensas batallas? Por eso el
filósofo alemán propone la mejor transformación: la del niño. Porque sólo en
esta figura el ser encuentra el espíritu de la inocencia y el olvido, y al
juntarse ambos valores, permiten al hombre conocer todo acerca del mundo,
apropiárselo y después olvidarlo para construir un nuevo mundo; el más grande,
el más creativo, el más inocente y que él mismo construyo con sus manos.

Quien está consciente de estas transformaciones reinventa
su mundo cada día, dando lo mejor de sí con cada respiro y desechando aquello
que es inservible para la vida. Esta es una pequeña enseñanza que viene en Así
habló Zarathustra, ¿te imaginas que otras grandes lecciones puedes encontrar si
abres bien los ojos? Es por eso que a continuación te presentamos algunos de
sus poemas que enseñan una fuente de sabiduría.
"Mi hogar"
Tengo mi hogar y patria en las alturas;
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Por esto de subir no siento anhelo
Ni mis ojos levanto nunca al cielo.
Desde arriba yo miro las honduras.
Yo soy uno que debe bendecir,
y todo el que bendice mira al suelo
"Aforismo"
El poeta que, a sabiendas,
Puede en sus versos mentir.
Es el único que en todo
La verdad puede decir.
"Habla el solitario"
¿Tener yo pensamientos?
¡Bueno! ya sé que por señor me quieren.
¿Pero hacerse uno mismo pensamientos?
¡Cuan gustoso olvidara yo tal arte!
A aquel que se fabrica pensamientos
Sus mismos pensamientos lo dominan;
Y yo no quiero servir ahora ni nunca.
"Hacia nuevos mares"
Allí quiero ir; aún confío
en mi aptitud y en mí.
En torno, el mar abierto, por el azul
navega plácida mi barca.
Todo resplandece nuevo y renovado,
dormita en el espacio y el tiempo el mediodía.
Sólo tu ojo desmesurado
me contempla ¡oh Eternidad!

"Ecce homo"
¡Sí! ¡Sé de dónde procedo!
Insaciable cual la llama
quemo, abraso y me consumo.
Luz se vuelve cuanto toco
y carbón cuanto abandono:
llama soy sin duda alguna.
¡Hombre! ¡Pesta atención!
¡Hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía
De un profundo sueño desperté:
El mundo es profundo,
y pensado aún más profundo que el día.
Profundo es su dolor
el gozo más profundo aún que el sufrimiento.
Dice el dolor: ¡pasa!
Mas todo gozo quiere eternidad,
¡quiere profunda, profunda eternidad!».
"Entre amigos"
Un epílogo
Hermoso es compartir el silencio,
más hermoso es compartir la risa
tumbado sobre el musgo a la sombra del haya,
bajo un cielo de seda
reír alegre entre amigos
dejando ver los blancos dientes.
Si lo hice bien, callemos,
si lo hice mal, riamos,
y hagámoslo siempre peor,
hagámoslo peor, y maliciosos riamos
hasta ascender a nuestra sepultura.
¡Amigos! ¡Sí! ¿Así ha de suceder?
Hasta la vista. ¡Amén!
¡Ni disculpas, ni perdón!
¡Envidiad alegres, cordialmente libres,
el tono, el corazón y la hospitalidad
de este libro tan poco razonable!
Creedme, amigos, ¡no para ser maldita
me fue concedida mi sinrazón!
Lo que yo encuentro, lo que yo busco,
¿estaba ya en algún libro?
¡Honrad en mí la secta de los locos!
¡Aprended de este libro enloquecido
cómo la razón — «entra en razón»!
Ea, amigos, ¿ha de suceder?
Hasta la vista. ¡Amén!
Esto no es un libro: ¡qué encierran los libros,
esos sarcófagos y sudarios!
El pasado es su botín:
pero aquí vive un eterno Presente.
Esto no es un libro: ¡qué encierran los libros!
¡qué encierran sarcófagos y sudarios!
Esto es una voluntad, una promesa,
esto es un viento marino, un levar anclas,
esto es una última ruptura de puentes,
un rugido de engranajes, un gobernar el timón;
¡brama el cañón, blanco humea su fuego,
ríe el mar, la inmensidad!
-
"A la melancolía"
No te enojes conmigo, melancolía,
porque tome la pluma para alabarte
y, alabándote, incline la cabeza
sentado sobre un tronco como un anacoreta.
Así me contemplaste ayer, como otras muchas veces,
bajo los matinales rayos del cálido sol:
Ávido el buitre graznaba en el valle,
soñándome carroña sobre madera muerta.
¡Te equivocaste, pájaro devastador,
aunque momificado descansara en mi leño!
No viste mi mirada llena de placer
pasear en derredor altiva y ufana;
y que cuando insidiosa no mira a tus alturas,
extinta para las nubes más lejanas,
se hunde en lo más profundo de sí misma
para radiante iluminar el abismo del ser.
Muchas veces sentado en soledad profunda,
encorvado, cual bárbaro oferente,
pensaba en ti, melancolía,
¡Penitente, pese a mis pocos años!
Sentado así, me complacía el vuelo del buitre,
el estruendo de la avalancha,
y tú, inepta quimera de los hombres,
me hablabas con verdad, mas con horrible y severo
semblante.
Acerba diosa de la abrupta naturaleza,
amiga mía, te complaces en manifestarte a mi alrededor
y en mostrarme amenazante el rastro del buitre
y el goce de la avalancha, para aniquilarme.
En torno a mí respira enseñando los dientes
la apetencia de muerte:
¡torturante avidez que amenaza la vida!
Seductora sobre la inmóvil estructura de la roca
la flor suspira por las mariposas.
Todo esto soy —me estremezco al sentirlo—:
mariposa seducida, flor solitaria,
buitre y rápido torrente de hielo,
gemido de la tormenta — todo para ensalzarte,
fiera diosa, ante quien profundamente inclino la cabeza,
y suspirando entono un cántico monstruoso de alabanza,
sólo para ensalzarte, ¡que con cordura
de vida, vida, vida esté sediento!
No te enojes conmigo, divinidad malvada,
porque con rimas dulcemente te orne.
Aquel a quien te acercas se estremece ¡oh rostro
terrorífico!
Aquel a quien alcanzas se conmueve, ¡oh malvado derecho!
Y yo aquí estremeciéndome balbuceo canto tras canto
y me convulsiono en rítmicas figuras:
fluye la tinta, salpica la pluma afilada,
¡oh diosa, diosa, déjame — déjame hacer mi voluntad!
-
"Solitario"
Graznan las cornejas
y aleteando se dirigen a la ciudad;
pronto nevará.
¡Feliz aquel que aún tiene patria!
Ahora estás petrificado
y miras hacia atrás ¡cuánto tiempo ha pasado!
¿Por qué has huido, loco, por el mundo
ahora que el invierno se aproxima?
El mundo: puerta muda y fría
abierta a mil desiertos.
Quien perdió lo que tú perdiste
en parte alguna se detiene.
Ahora estás pálido,
condenado a un viaje de invierno,
al humo semejante,
que sin cesar tiende a más fríos cielos.
¡Vuela, pájaro, grazna tu canción
en tono de pájaro desértico!
¡Esconde, loco, en hielo y en desprecio
tu sangrante corazón!
Graznan las cornejas
y aleteando se dirigen a la ciudad:
— pronto nevará.
¡Infeliz aquel que de patria carece!
Cada palabra fue escrita para conducir por un camino de
aprendizaje y crecimiento. Lee cada una y avanza por el sendero por el que
caminó Nietzsche.
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