
Audrey Kathleen Ruston
(Bruselas, 4 de mayo de 1929 - Tolochenaz, Suiza; 20 de enero de 1993) más
conocida artísticamente como Audrey Hepburn, fue una actriz, modelo, bailarina
y activista belga de la época dorada de Hollywood, considerada por el American
Film Institute como la tercera mayor leyenda femenina del cine estadounidense.
La recordamos en “Sabrina”,
en “Desayuno con diamantes”, en “My Fair Lady” o en “Dos en la carretera”, sin
embargo no todos saben que antes de esa carrera impoluta y luminosa en el mundo
del celuloide, Audrey Hepburn conoció la adversidad más profunda en piel
propia. En el libro “Audrey Hepburn, an intimate portrait” de Diana Maychick se
relatan sus años en los Países Bajos durante la ocupación alemana, un
testimonio que sin duda nos invita a entender un poco más la personalidad de su
protagonista.
Las frases de Audrey Hepburn
nos demuestran que era algo más que una cara con ángel. En ellas, se desprende
una filosofía de vida basada en la sencillez, en el valor de la autoestima, la
fortaleza de la mujer y ante todo, en esa preocupación constante por el ser
humano y los más débiles.
La entrada de los Aliados y
Naciones Unidas en los Países Bajos supuso no solo su salvación, sino un hecho
que la marcaría de por vida. Una huella que definiría su actitud, su humildad y
su interés constante por ayudar a los más necesitados. Estas son algunas de las
frases de Audrey Hepburn que contienen la esencia más inspiradora de su
personalidad:
1. “Solo la gente sencilla
sabe qué es el amor. La gente complicada trata tanto de causar impresión que
pronto agota su paciencia”.
Una de las virtudes que
mejor caracterizó a esta actriz fue su sencillez. Más allá del glamour, de ese
mundo sofisticado que la rodeaba, su rostro, su actitud y sus mensajes
contenían esa esencia, humilde y siempre contagiosa, que tanto la caracterizaba
y que a su vez defendía.
La gente sencilla es al fin
y al cabo la más sensata, la que no entiende de orgullos ni envidias y sabe
desprenderse de lo innecesario para priorizar lo que más cuenta: el amor, el
respeto, la atención por el otro…
2. “Mi vida no se basa en
fórmulas o en teorías, sino en el sentido común”.
¿Qué entendemos a día de hoy
por sentido común? Este es sin duda un término que a veces usamos a la ligera,
sin profundizar en él. Sentido común no es más que el conjunto de conocimientos
y creencias con claros denominadores comunes: ser prudentes, equilibradas y
lógicas. Hace referencia también a ese saber interior que uno mismo desarrolla
por la propia experiencia y donde logra entender al fin y al cabo, qué es lo
más conveniente en cada momento…
3. “A medida que crezcas,
descubrirás que tienes dos manos; una para ayudarte a ti mismo y otra para
ayudar a los demás”.
Esta es otra de las frases
de Audrey Hepburn más conocidas. Un hecho que se desprende de sus biografías es
que a pesar de estar siempre muy involucrada en labores humanitarias y en la
importancia de ayudar a los demás, nunca descuidó su crecimiento personal.
Si sus años de infancia y
adolescencia no fueron fáciles debido a la guerra y a la carencia, sobrevivir a
la vorágine del mundo del cine tampoco fue sencillo. Tenía muy claro que
necesitaba un punto de referencia: ella misma. De ahí que intentara siempre
tener los pies en el suelo y la mano en el corazón.

4. “Nací con una enorme
necesidad de afecto y una terrible necesidad de darlo”.
Hasta lo más fuertes caen,
lo sabemos y Audrey Hepburn no pudo evitar en más de alguna ocasión la visita
de la depresión. Fue esa enemiga siempre cercana, esa sombra cargada de
recuerdos, de necesidades y de contradicciones.
La necesidad de ser amada y
ofrecer a la vez su corazón y afecto a los demás, la llevó a más de una
decepción. No obstante, gran parte de esos vacíos sanaron en su madurez y sobre
todo cuando se dedicó a su labor humanitaria.
5. “Para tener hermosos
ojos, mira por el bien de los demás. Para tener hermosos labios, pronuncia solo
palabras de bondad. Y para el equilibrio, camina con la certeza de que nunca
estás sola”.
En las frases de Audrey
Hepburn se desprende a menudo una idea, un concepto importante: la belleza
física carece de valor sin esos atributos emocionales y psicológicos que
perfilan a las personas más bonitas. Aquellas que saben practicar la bondad y
el respeto por los demás, además del siempre imprescindible auto-cuidado.
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