
En
una entrevista de 1926 (hace ya 92 años), hay una clave de cómo veía Nikola
Tesla a las mujeres. Te sorprenderás al conocer su opinión.
En
1926, Nikola Tesla concedió una interesante entrevista al periodista John B.
Kennedy. En aquel momento contaba ya 70 años y había desarrollado su empresa y
algunas de sus propuestas más innovadoras y revolucionarias, que cambiarían
para siempre la visión y el uso de la electricidad.
Ese
extraordinario inventor, mezcla de ingeniero y filósofo, tenía opiniones
fuertes y firmes sobre muchas cosas, como la posibilidad –que él asumía
inminente– de que todo el mundo tuviese acceso gratuito a la energía, o al puesto
de la mujer en una sociedad evolucionada y, según él, próxima en el tiempo.
La
incipiente participación femenina en el mundo laboral, antes y después de la I
Guerra Mundial, en algunas partes del planeta, hizo que este genio intuyera un
“nuevo orden sexual”, en donde la mujer tendría una posición de mando.
Él
pensaba que la sociedad derivaría en una organización social similar a la de
las abejas, según Tesla “el sistema mejor organizado e inteligentemente
coordinado de cualquier forma de vida animal no racional”, y donde la mujer
sería el centro, tal como lo es la reina en la colmena.

Nikola
Tesla veía a las mujeres con una excepcional admiración, en una época en la que
era tradicional que ellas se quedaran en casa cuidando el hogar y los hijos; ante
la opinión generalizada de cierta “inferioridad intelectual” femenina, él
aducía que la subordinación social de la mujer, desde el comienzo de las
culturas, había dado lugar a una “atrofia parcial” o “suspensión hereditaria
mental de sus cualidades”, pero que la mente femenina había dado ya amplias
demostraciones de que no tenía ninguna discapacidadmental que la subyugara al
poder masculino, y al contrario, su progresiva presencia en todos los ámbitos
sugerían que esas capacidades serían ampliadas.
Y
debido a esos logros, la mujer perdería su “sensibilidad femenina”, y el
instinto maternal, así como el matrimonio, ya no tendrían sentido para la
reproducción de la especie, puesto que la humanidad “se acercará más y más a la
perfecta civilización de la abeja”.
El
hecho de que viera de este modo Nikola Tesla a las mujeres no deja de ser
sorprendente, esta analogía de una sociedad en “modo abeja” quizá no sea
plausible en nuestro mundo, con las normales y consabidas maneras que dominan
la vida y su perpetuación, pero sin duda podría verse, desde su perspectiva,
como un acto de justiciaque la sociedad le debería al género femenino.
Sobre
todo tomando en cuenta que aún hoy, 2017, hay personas que siguen pensando que
existe una cierta “diferencia genética” que distingue a la mujer del hombre en
la práctica hacia determinadas disciplinas (las ciencias, por ejemplo,
matemática, física y afines), y que eso explicaría la poca cantidad de mujeres
en terrenos tradicionalmente masculinos.

Y
resulta interesante, además, porque quién sabe por qué, incluso hay mujeres que
piensan que la lucha feminista es absurda y no necesaria. Basta ver la
desigualdad salarial que aún existe en muchos países “desarrollados” y todo el
esfuerzo que tiene que hacer una mujer para ser tomada en cuenta en esas
disciplinas. Lamentablemente, el modo en que Nikola Tesla veía a las mujeres no
es algo común.
Y
quisiéramos terminar este post con una cita del educador J. E. Kwegyir Aggrey:
“La manera más segura de mantener a un pueblo oprimido es educar a los varones
y no ocuparse de las mujeres. Si se educa a un hombre, simplemente se educa a
un individuo, pero si se educa a una mujer se estará educando a una familia“.
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