
El debate sobre si los
padres debemos ser más estrictos o más permisivos, siempre está instalado y
todos tenemos algo para decir al respecto.
Y la respuesta a este
interrogante es tan compleja que varios científicos se abocaron a la tarea de
investigar qué impacto tiene sobre los niños el hecho de tener padres más o
menos exigentes en lo que se refiere a su educación.
El estudio apuntaba a conocer
qué posibilidades tenían los niños de llegar a una educación superior guiados
por sus padres, o más específicamente, por la madre.
¡Los resultados fueron
sorprendentes!
Sobre un total de 15.000
niñas de entre 13 y 14 años, el estudio concluyó en que las niñas que tenían
madres más estrictas y exigentes eran más seguras de sí mismas, fiables y
respetuosas.
Pero eso no es todo, porque
el estudio también determinó que las madres más estrictas tenían hijas con
mayores posibilidades de terminar con su educación, conseguir un trabajo y
lograr el éxito en sus vidas. Asimismo, las madres más insistentes y
perseverantes en lo que quieren para sus hijos, tenían hijas con un 4% menos de
posibilidades de quedar embarazadas o de no terminar sus estudios.
Tal vez suene arbitrario,
pero las madres más estrictas y disciplinadas, tienen hijos más exitosos.
La Profesora Ericka
Rascon-Ramirez, quien lleva adelante este estudio en la Universidad de Essex
explica que aunque siendo adolescentes tomáramos decisiones que creíamos eran
únicamente nuestras, en realidad sólo un 1% tenía que ver con nuestro propio
análisis y que el 99% restante de lo que pensábamos estaba influenciado por la
educación que habíamos recibido.

El límite de las exigencias.
Otros estudiosos del tema
consideran que una educación demasiado estricta puede tener efectos negativos
en niños que no alcanzan los objetivos que sus padres les proponen y ante el
miedo a las consecuencias, se vuelven inseguros y mentirosos.
La presión por ser el mejor
o ser perfecto, puede tener un impacto negativo en la vida de los niños con
padres demasiado rigurosos.
Y si llega ese momento,
castigar a un niño por haber mentido sólo agrava la situación, cuando el
principio para solucionarla es averiguar porqué mintió y no tuvo el valor para
decir la verdad. Infundir inseguridad y miedo a los niños, definitivamente no
es el camino para que sean exitosos y logren una vida plena.
Es tarea de los padres
infundir la confianza necesaria en los hijos para que desarrollen su potencial
a pleno.
Posiblemente hasta sea un
fracaso de parte de los padres, que nuestros hijos no confíen en nosotros
cuando se enfrentan a un problema. Siempre deberíamos ser su principal
alternativa a la hora de buscar ayuda para solucionar un conflicto. ¿No lo
crees así?
Muchos padres creen en los
métodos que se basan en el castigo o las recompensas por los fracasos o los
logros obtenidos y tal vez eso haga hijos más exitosos en lo que se refiere a
los estudios, pero las exigencias permanentes sin algo de tolerancia y
comprensión, no llegan a buen puerto.
Tener una expectativa
ambiciosa con respecto a nuestros hijos, está bien; pero debe priorizarse la
comunicación, la calidez y la honestidad.
¿Qué diferencias hay entre
padres permisivos y padres autoritarios?
Padres permisivos:
- Tratan a sus hijos como
sus iguales.
- No existen los límites y
los niños no logran regularse por sí mismos.
- Los padres aceptan ceder a
las demandas de sus hijos, incluso en situaciones en donde deberían negarse.
- Los padres anteponen los
deseos de los niños y consideran que deben cumplirse a cualquier costo.

- Los padres permiten a los
niños faltas de respeto hacia otros miembros de la familia y no corrigen estas
actitudes.
¿Cuáles son las
consecuencias de este accionar?
- Niños impulsivos,
descontrolados e inmaduros.
- Niños que no toleran el
“NO”.
- Problemas de autoestima e
inseguridad.
- Niños perezosos y sin
valores.
OMG
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