
El amor es algo muy bonito y
todos hemos estado enamorados por lo menos una vez en la vida, el problema es
que si terminamos la relación, es muy complicado volver a enamorarse.
¿Tienes miedo de volverte a
enamorar? No te preocupes, es algo por lo que todos pasamos, pero que tarde o
temprano debemos de superar. Así que en este artículo te daremos a conocer
cuatro pasos con los cuales dejarás de tenerle miedo al amor ¡Presta mucha
atención!
Cómo dejar de tenerle miedo
al amor
1. Concreta aquello que
temes
Un miedo puede ser
descompuesto en una serie de vivencias o de consecuencias más concretas que son
aquellas que realmente queremos evitar. Para empezar a dejar de tenerle miedo
al amor, es necesario tratar de ser muy conscientes de las verdaderas causas de
este fenómeno.
Para ello, hay que pasar por
una etapa inicial de autodescubrimiento. En este caso, hay que analizar cuáles
son las previsiones y las imágenes mentales que asociamos a lo que pasaría si
no renunciásemos al amor, y anotarlas en un documento que solo usaremos
nosotros mismos y que no tenemos por qué compartir con nadie.
2. Toma perspectiva sobre
las experiencias pasadas
Es muy frecuente que el
hecho de haber pasado por malas experiencias en el amor genere un rechazo al
enamoramiento. Cuando esto ocurre, empezar a sentir esas emociones por alguien
es visto como un problema que llega a obsesionarnos, pues no hay una manera
clara de evitar que los sentimientos sigan su curso, a no ser que se intente
evitar a esa persona, alterando por completo nuestra calidad de vida y dando
motivos para que aparezca la ansiedad y una cierta paranoia por si nos la vamos
a encontrar.
Pero hay que tener claro que
los problemas que ocurrieron en desamores anteriores no son “la esencia” en sí
del amor, sino problemas ocurridos en una dinámica relacional. Cada relación de
pareja es, en gran medida, única.

3. Piensa que la renuncia
también es un coste
Perder a alguien por el que
se siente amor tiene un costo, pero también lo es evitar darle una oportunidad
al enamoramiento por evadir esas experiencias. Aunque no tenga momentos clave,
el malestar generado por esa renuncia se estira en el tiempo, y es algo por lo
que se paga cada día. Dejar de auto-imponerse la prohibición de tener una vida
amorosa conlleva un triunfo instantáneo, incluso si en ese momento no hay nadie
a quien amar e iniciar una vida en pareja.
4. Si es necesario, acude a
psicólogos
Si el problema es tan grave
que te supone una preocupación constante, valora acudir al psicólogo. Mediante
la terapia es posible realizar grandes avances disponiendo de una persona que
desde una perspectiva profesional y sanamente distanciada puede ayudarnos a
“entrenar” una nueva filosofía de vida.
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