
Amy Smith-Morris tenía 30
años y acababa de casarse cuando comenzó a tener algunos síntomas que parecían
inofensivos, como un aumento de peso tras su luna de miel y acidez estomacal,
pero, al acudir con el médico, descubrió que en realidad tenía un tumor cancerígeno
en el ovario izquierdo.
En ese momento, la mujer y
su esposo acababan de regresar de la luna de miel, donde afirma que se había
relajado con su dieta, así que no le extrañó el aumento de peso con el que
regresó, pero decidió volver a su rutina para adelgazar. Sin embargo, no sólo
no bajó ese peso, sino que aumentó dos libras más y comenzó a tener reflujo
estomacal.
"Fue tan malo y casi
todo lo que comía me partía. Eso fue lo que me impulsó a hacer una cita con mi
médico general", relató Amy al sitio Prevention. "Supuse que sería
una solución rápida. Tal vez me daría algún medicamento para la acidez
estomacal o descubriera que tenía una úlcera u otra afección tratable. Pero mi
doctor pensó que algo más estaba pasando", contó.
Amy, quien es farmacéutica,
dijo que lo primero que pensó su médico era que estaba embarazada, pero ordenó
un ultrasonido para buscar fibromas y quistes. "Ambos crecimientos son
bastante comunes en las mujeres jóvenes, y pueden llegar a ser bastante grandes
y seguir siendo benignos", comentó.
"Tenía una masa muy
grande: 8.2 pulgadas de largo y 3.9 pulgadas de ancho. Fue un gran shock",
relató Smith-Morris, cuyo médico continuó siendo optimista, afirmó que no había
motivos para preocuparse todavía y la transfirió con un ginecólogo que le
programó una tomografía computarizada para dos semanas después.
"Inicialmente no me
desconcertó. Pero eso cambiaba con cada día que pasaba, tuve la corazonada de
que las cosas no estaban bien. Pensé: 'no puedo sentarme aquí con este enorme
tumor durante dos semanas esperando una cita'. Comencé a ver por mí misma y al
día siguiente obtuve una cita con un ginecólogo", relató Amy.
Dicho ginecólogo ordenó una
tomografía computarizada de emergencia. "Cuando el médico nos dijo que era
cáncer, tenía un millón de preguntas sobre el tipo que tenía y cuál era mi
probabilidad de sobrevivir", dijo la mujer, quien se sometió a una biopsia
que mostró que su tumor era mixto.
"Esto era realmente una
buena cosa; significaba que tenía un 90 a 95 % de posibilidades de vivir
durante cinco años después de mi diagnóstico. Las mujeres con tumores
epiteliales de cáncer de ovario, por ejemplo, tienen una tasa de supervivencia
mucho más baja", afirmó a Prevention.
El tumor que Amy tenía había
engullido su ovario izquierdo por lo que debió ser extraído en cirugía junto
con una de las trompas de Falopio y varios ganglios linfáticos.
Afortunadamente, pudo conservar su ovario derecho y con él, su esperanza de
convertirse en mamá, pues sólo tenía dos meses de casada.

Un año más tarde, tras la
cirugía y las quimioterapias, la mujer debió detener los escáneres que
verificaban que el cáncer no volviera, pues descubrió que estaba embarazada.
"Pudimos hacerlo por nuestra cuenta, sin utilizar ninguna medida de
fertilidad. Fue la mejor sorpresa para mi esposo y para mí", afirmó. Su
hijo, Max, nació en marzo pasado y está sano.
Amy continúa haciéndose los
chequeos médicos de rutina para asegurarse de que el cáncer no regrese. Su
experiencia le enseñó su pasión por la oncología y ahora se ha especializado en
medicamentos para ayudar a los pacientes con cáncer a lidiar con los síntomas
de las quimioterapias.
"Ahora, después de ser
diagnosticada, siento que esto es lo que se supone que debo hacer: este es el
camino que se supone que debo seguir", afirma Smith-Morris, quien ha
relatado su historia a diversos medios para animar a otras mujeres a escuchar
su instinto cuando algo no está bien con su cuerpo.
"Los síntomas de cáncer
de ovario son tan sigilosos. Verdaderamente necesitamos una mejor manera de
detectar la enfermedad, como un análisis de sangre o una exploración. Pero,
como esas opciones aún no existen, es muy importante escuchar a tu cuerpo",
aconseja Smith-Morris.
"Si tienes la sensación
de que algo está mal, debes saber que eres solo tú, no tu médico, quien tiene
que responder a las consecuencias. Entonces, incluso si tus médicos dicen: 'Me
parece bien', escucha tu instinto y defiéndete por ti misma", dice Amy.
"Si no hubiera hecho eso hace años, ¿quién puede decir dónde estaría
hoy?", afirmó.
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