
Muchos de los proverbios
persas datan de tiempos muy antiguos. No es de extrañar, ya que este pueblo fue
uno de los grandes imperios del planeta, hace unos 2000 años. Habitaban en la
meseta de Irán y provenían del sur de Rusia. En aquella zona desarrollaron una
cultura exquisita.
Gracias a Ciro el Grande,
los distintos pueblos de la región se unificaron. Así nació el gran imperio que
reinó en la antigüedad hasta las Guerras Médicas, en contra de Grecia.
Zoroastro, también conocido como Zaratustra, se convirtió en el eje de sus
conviccionesreligiosas y filosóficas.
“Con palabras agradables y
un poco de amabilidad se puede arrastrar a un elefante de un cabello”.
-Proverbio persa-
Muchos de los proverbios
persas tienen ese tono del mismo Zoroastro. Llaman a la prudencia, a la
paciencia y a la tenacidad. Como más adelante fueron conquistados por los
musulmanes, también se ve la influencia de esa religión en muchas de sus
sentencias. Las siguientes son siete de las más representativas.
Proverbios persas sobre el
destino y la autonomía
Muchos de los proverbios
persas aluden a Dios o a las creencias. No es para menos si se toma en cuenta
que se trató de un pueblo profundamente religioso, como lo son sus
descendientes de Irán. Sin embargo, también dan muestra de tener un espíritu
realista y pragmático, como en esta sentencia: “Cree en Dios, pero amarra tu
camello”.
Ese es uno de los proverbios
persas en los que se aprecia esa mezcla de religiosidad y realismo. Eso también
se puede ver en esta magnífica afirmación: “Si te arrojas a un pozo, la
providencia no está obligada a ir a buscarte”. En ambos casos se plantea que
por más que se crea en un Dios, finalmente el hombre es el único dueño de su
destino.
La paciencia, amarga y dulce
Este es uno de los
proverbios persas que trascendió fronteras y se hizo universal. Dice así: “La
paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces”.
Definitivamente se trata de una frase que se propagó en el tiempo y el espacio
porque encierra una gran sabiduría.
Lo que se postula allí es
algo que todos sabemos en el fondo. Ser pacientes no es fácil. Exige grandes
esfuerzos y, muchas veces, hasta privaciones. Pese a esto, el fruto de la
paciencia suele ser maravilloso. A través de ella, se conquistan grandes
logros.
El corazón y los recuerdos
Hay varios proverbios persas
que encierran mucha poesía. Este es uno de ellos: “La sed del corazón no se
apaga con una gota de agua”. Nos recuerda que las necesidades y carencias
afectivas no logran satisfacerse con migajas. Se necesita mucho más que eso
para colmar un corazón que ansía llenarse de todo aquello que no posee.
También es muy poético este
otro proverbio: “No dejes que tus recuerdos pesen más que tus esperanzas”. Se
trata de un bello mensaje. Nos llama a mirar hacia adelante, en lugar de tener
los ojos puestos en el pasado. No niega ese pasado, pero sugiere darle un lugar
subordinado frente al futuro.

Los embustes y la suerte
Los persas, como casi todos
los pueblos, proscriben la mentira. Eso queda plasmado en el siguiente
proverbio: “El embustero es un almacén de promesas y de excusas”. Resulta muy
interesante que ofrezcan dos claves para identificar al mentiroso. Señalan que
es alguien que promete mucho y se excusa en igual medida. Se trata de una
psicología básica, orientada por un agudo sentido común.
Dentro de las enseñanzas de
este maravilloso pueblo también hay varias que nos hablan de la suerte. Al
respecto, uno de los proverbios persas señala: “La suerte avanza a pasos de
tórtola y huye a pasos de gacela”. Allí se habla de lo efímero de la suerte.
Difícilmente se presenta durante la vida y si eso ocurre, dura muy poco en todo
caso. De una u otra manera, descalifican el papel de la suerte en la vida del
ser humano.
Hay muchos otros proverbios
persas que se quedan por fuera de esta selección. Nos hablan de un pueblo
sabio, maduro y realista, que no por eso renuncia a una profunda
espiritualidad. Seguimos aprendiendo de su gran cultura, que brilló como nunca
hace miles de años, pero que también ahora tiene mucho que enseñarnos.
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